jueves, 26 de mayo de 2011

La complejidad del ser humano

Todo lo que estamos comentando sobre la posibilidad de un futuro donde encontremos robots con los mismos sentimientos que los humanos, requiere un gran debate que no conviene tomárselo a la ligera.
Cuando pienso en ello, me vienen a la cabeza los nervios en el estomago ante un examen, el sudor posterior a una pesadilla, pero también la brisa del mar, la sensación de saber que él es él, el calor de tu familia, o incluso el sabor de un caramelo de menta. Muchos, muchas son las sensaciones que tenemos por el hecho de ser racionales, por tener pensamiento y sentimientos.

Esto no quiere decir que me niegue a la experimentación de hacer posibles estas emociones en materia inerte, sino que me parece increíble que todas sensaciones se pudieran dar en una masa de circuitos. La reflexión es inquietante, al menos en mi caso.
Podemos observar muchas perspectivas para afrontar el debate, por ejemplo como lo que podemos observar en este blog. Son muchas las miradas debido a la complejidad del ser humano.



“La razón es esclava de las pasiones”
David Hume

5 comentarios:

  1. Bueno la verdad que es difícil pensar que esta "materia inerte" como dices tú no llegue a sentir, ¿pero cuántas películas se han hecho sobre robots que empiezan a sentir aunque no estaban programados para ello? ¡Pues miles!El hombre no puede negarse a pensar que los robots u otro tipo de máquinas jamás lleguen a experimentar ningún sentimiento, porque eso es parte de los seres humanos, y la vida se compone de esos pequeños momentos (como has dicho tú: los nervios antes de un examen, el sudor de una pesadilla...), así que me imagino que en algún momento u otro lograremos hacer que los robots sientan, pero entonces habrá que pensar en una nueva ética ¿no?

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  2. Ahora que los científicos de la mente pueden observar cómo se ilumina una determinada parte del cerebro cuando experimentamos ciertas sensaciones, parece que el siguiente paso es crear la tabla periódica de los sentimientos, para poder tratarlos y programarlos en las máquinas. Todo puede estar sujeto a cálculo, hasta la risa y el llanto. El problema sería resolver cuándo un robot tiene que reír y cuándo tiene que llorar. O definir en qué circunstancias es positivo estar alegre y es negativo estar triste. No creo que nos conozcamos tan bien...

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  3. Efectivamente Sergio, de hecho lo observamos cuando ante una situación muy dura como la muerte de un amigo estamos pasamos de la risa al llanto en un momento, del recuerdo de algo bueno que nos sucedió a su lado a la tristeza infina de saber que ya no estará nunca más con nosotros. Es extremandamente complicada la mente humana y difícil de entender hasta para nosotros mismos.

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  5. No estoy tan seguro de que todo pueda estar sujeto a cálculo Sergio. Aunque pienso que todo tiene una explicación, y lo que llamamos magia y misterio es aquello a lo que todavía no se la hemos encontrado. Pero creo que la complejidad del ser humano es infinita e imposible de medir, tan complejo como medir la felicidad o tristeza de una persona. De todas formas Estela, a mí no me inquieta en demasiado porque sé que los sentimientos de los robots son medibles en la medida en que los ha programado una persona. Podrás luego introducir todas las variables que quieras e incluso podrán estos generar sus propias ideas, pero todo se ajustará a calculos matemáticos, no creo que sus sentimientos llegasen a ser tan reales y sentidos como los nuestros. Como bien dice Clara, lo hemos visto en montones de películas, pero casi siempre este es el dilema de los robots, su realidad o ficción. ¿Nueva ética? Hará falta sí.

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