Todo lo que estamos comentando sobre la posibilidad de un futuro donde encontremos robots con los mismos sentimientos que los humanos, requiere un gran debate que no conviene tomárselo a la ligera.
Cuando pienso en ello, me vienen a la cabeza los nervios en el estomago ante un examen, el sudor posterior a una pesadilla, pero también la brisa del mar, la sensación de saber que él es él, el calor de tu familia, o incluso el sabor de un caramelo de menta. Muchos, muchas son las sensaciones que tenemos por el hecho de ser racionales, por tener pensamiento y sentimientos.
Esto no quiere decir que me niegue a la experimentación de hacer posibles estas emociones en materia inerte, sino que me parece increíble que todas sensaciones se pudieran dar en una masa de circuitos. La reflexión es inquietante, al menos en mi caso.
Podemos observar muchas perspectivas para afrontar el debate, por ejemplo como lo que podemos observar en este blog. Son muchas las miradas debido a la complejidad del ser humano.
“La razón es esclava de las pasiones”
David Hume



